Sin embargo, a partir de 2015, cuando el evento climático “El Niño” tuvo un fuerte impacto, la región empezó a padecer lluvias erráticas e insuficientes, lo que ha impactado en pérdida de cosechas de granos básicos y de miles de cabezas de ganado.
Si de por sí la región tenía que lidiar con tasas de pobreza y desnutrición alarmantemente altas, los efectos del cambio climático han impactado en los más vulnerables: los agricultores y pescadores de subsistencia y pequeña escala.
Para mejorar los medios de vida de estos productores de subsistencia, y atendiendo su condición de vulnerabilidad, Centroamérica Resiliente (ResCA) busca enfrentar dos retos principales:
A través de proyectos piloto que ponen a prueba soluciones innovadoras, y trabajando a diferentes escalas, ResCA implementa Ecosistemas Productivos Sanos para ganar resiliencia frente al cambio climático, conservar los hábitats naturales y fortalecer las economías locales. Un modelo ganar-ganar-ganar.
En alianza con los sectores privado y público, promovemos un cambio sistémico y generamos experiencias de éxito escalables en el sector agropecuario y pesquero.
En última instancia, ResCA busca abrir el acceso a recursos financieros para desarrollar modelos replicables que permitan resolver los retos ante el cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria, hoy en un déficit sin precedentes.
Promovemos cambios en políticas públicas para propiciar condiciones estructurales hacia un enfoque agropecuario resiliente ante el clima y su adopción generalizada.
Fortalecemos e impulsamos la réplica de cadenas de valor sustentables.
Promovemos enfoques productivos en tierra y mar que al mismo tiempo conserven los recursos naturales de los que dependen.
Fortalecemos los medios de vida para agricultores y pescadores, sus familias y comunidades.